Ritual para limpiarnos de malas energías

Últimamente estás agotada sin motivo aparente, duermes mal y tienes la sensación que nada llega a buen puerto. Éstos son algunos de los síntomas que te están indicando que has recogido energías negativas. No puedes verlo, pero sí sentirlo, tu cuerpo no-físico está contaminado.

En primer lugar limpia esta carga de energías negativas, para ello sólo necesitarás:

  1. Sal gorda
  2. Un saquito de tela
  3. Esencia de lavanda

Prepara una bañera con agua templada, echa un puñado de sal en el agua y unas gotas de esencia de lavanda. Toma un baño durante unos 10 minutos. Durante este tiempo intenta relajarte, respira de manera rítmica y pausada y olvídate de todos los pensamientos negativos que puedan venir a tu mente.

Es importante que introduzcas durante unos segundos la cabeza en el agua, para que todo tu cuerpo elimine cualquier energía negativa que lleve pegada.

Al salir, envuélvete en un albornoz o toalla y mantente así durante media hora. Si lo deseas, después podrás tomar una ducha.

Limpiar tu aura de energías negativas no te servirá de mucho si vuelves a recogerlas. Lleva contigo un saquito con sal gorda y colócalo en un bolsillo o bolso para que te acompañe siempre. Puedes si lo deseas dejarlo debajo de la almohada mientras duermes o colocarla sobre tu escritorio en tu lugar de trabajo. La sal hará de imán de esas vibraciones que te perturban, así que cambia con regularidad el contenido del saquito.

Toma la precaución de imaginar que repliegas tu aura cuando entras en contacto con personas negativas, que sólo cuentan problemas o hablan mal de otras personas. No entres en su juego, aunque no sea esa su intención, tu vibración corporal, si pasas tiempo con ella, terminará siendo parecida y te contagiará su pesimismo.
Para replegar tu aura sólo necesitas imaginar que la dejas pegada a tu cuerpo, como si de una coraza se tratase, la haces impenetrable y no permites que nada te desequilibre. De esta forma quedarás protegida si te ves obligada a entrar en contacto con energías que sientes que no te hacen bien.

Aléjate siempre que te sea posible de este tipo de fuentes negativas, como personas o lugares en los que no te sientes cómoda e intenta no escuchar noticias desesperanzadas  o hablar mal de nadie.

Entra en contacto con fuentes positivas, que te carguen de energías limpias y revitalizantes. Pasea por el campo, la montaña o la playa, siéntate debajo de un árbol y deja que su sabiduría te llene, camina descalza en contacto con la tierra y respeta la naturaleza. En estas ocasiones imagina que tu aura se expande, se hace porosa y siente como se renueva y sana todo tu ser.

Mantén tu mente concentrada durante unos minutos al día en pensamientos de agradecimiento. No guardes rencor alguno, suelta todo lo que te oprime y te atormenta. Evita ser tú misma la fuente de negatividad que te agota.

Recuerda, limpia tu cuerpo no-físico con sal, aléjate de pensamientos, lugares y personas que te perturben, conecta con lo esencial y genera buenas vibraciones desde tu interior.

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