Hace un tiempo recibí en mi tarot online una consulta que es bastante habitual: Una mujer que llevaba tiempo buscando el amor y no terminaba de encontrarlo, sin que hubiese ningún motivo aparente para que no lo encontrase. Reproduzco su caso con su permiso:
“Hace ya seis años que me separé y no termino de encontrar el amor. No se qué es lo que sucede pero nunca consigo que mis relaciones salgan adelante. Cuando por fín encuentro a un hombre que me atrae y con el que disfruto, en poco tiempo se tuerce todo y desaparece, a veces sin dar más explicación, otras veces por causas fortuitas, traslados de trabajo o marchas forzosas… No sé lo que sucede pero no soy capaz de mantener el amor a mi lado, necesito tu ayuda”
Tras charlar con ella un rato decidimos realizar una lectura de tarot para saber qué estaba pasando y descubrir la manera de solucionarlo. Al realizar la lectura pude ver que no había ningún problema serio en ella, era una mujer atractiva, interesante, independiente y podía encontrar un hombre sin problemas, sin embargo algo hacía que no fuese capaz de conseguir que sus relaciones avanzasen hasta algo estable. Indagando un poco más pude ver que había un bloqueo energético en su aura que hacía que los hombres terminasen por alejarse más pronto que tarde, ese era el motivo de sus problemas afectivos.
Afortunadamente ese problema tenía solución, le recomendé realizar un hechizo de amor con laurel para atraer al amor a su vida y de esa manera romper el bloque energético que sufría.
Realizó el ritual tres veces durante tres semanas. Al terminar el tercer ritual me escribió contándome que no había notado nada diferente pero que de alguna manera sentía que su vida iba a cambiar.
No supe nada de ella en meses hasta que un tiempo después me escribió para decirme que no sabía si eran los rituales o que ya le tocaba, pero había conocido a un hombre con el que estaba manteniendo una relación sentimental plena en la que se podía decir que eran una pareja y que estaba disfrutando de cada segundo. Me alegré mucho por ella porque había sufrido mucho, realmente se merecía encontrar a alguien con quien compartir la vida.
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