El eterno problema de los celos, que afecta a tantas y tantas parejas, es el motivo de que una amiga contactara conmigo a través de mi tarot online. Decía así: -Paloma, mi novio siente celos infundados y eso afecta a nuestra relación -. Así nos cuenta esta amiga su historia.
“Hola, Paloma. Me pongo en contacto contigo porque no sé de qué forma podemos arreglar el problema que tenemos mi pareja y yo, y temo que si no encontramos pronto una solución nuestra relación acabe por romperse.
Al comienzo de conocernos él parecía un hombre normal, sin ningún gesto o detalle por su parte que me llevara a intuir lo tremendamente celoso que es. Poco a poco se fue destapando esa personalidad suya que nos está dando tantos quebraderos de cabeza. Él admite que se siente muy inseguro y que por eso teme perderme. Lo curioso es que, no sólo tiene celos de otros hombres a los que pudiera ver como competencia, sino que también se cela por cualquier persona a la que yo le demuestra afecto, incluso si me muestro cariñosa con mi mascota. Por más que lo hablamos y que él admite que tiene un problema, sigue montando escenas de celos en las que los dos sufrimos mucho.”
Resolver el problema de los celos
Cuando contacté con esta amiga me dio más detalles de su problema y vi claro que había que actuar lo antes posible si no queríamos que el problema acabase con la relación, tal y como ella temía. Para comenzar hicimos una lectura de tarot, y las cartas mostraron, sin lugar a dudas, el carácter inseguro del novio, lo que convertía este caso en un problema de personalidad más que en un problema propiamente de pareja. Aconsejé a mi amiga realizar un ritual para abrir caminos, con el que limpiar todas esas inseguridades tan marcadas y que no eran más que el producto de la imaginación y los miedos del novio. Con este ritual minimizaríamos al máximo esa sensación de inseguridad. Además, realicé un hechizo de magia blanca con canela para reforzar la relación de pareja, de manera que los lazos de unión y la complicidad, crearan unos vínculos capaces de proporcionar la máxima seguridad al chico, afianzando hábitos más saludables en sus respuestas frente a las relaciones afectivas de mi amiga.
Pocas semanas después, mi amiga me comunicó un cambio absoluto en la relación, donde su novio se había vuelto mucho menos dependiente, emocionalmente hablando, y hacía más fácil y equitativa la convivencia. Mi amiga estaba feliz y los dos estaban de acuerdo en seguir trabajando para mantener y seguir fortaleciendo la confianza que habían alcanzado y que, ahora, convertía su relación en plenamente saludable.
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