Una amiga contactaba tiempo atrás en mi tarot online, para hacerme partícipe de sus miedos y pedirme que le ayudase a solucionarlos. Me decía así: -Paloma, cada vez que recibo un regalo carísimo de mi esposo me asalta el antiguo fantasma de la infidelidad-. Pero veamos los motivos que llevaban a esta amiga a sentirse de este modo.
“Querida, Paloma. Hace varios años que me ayudaste con un problema que tuve en mi pareja. Entonces conseguimos, gracias a tu tarot, averiguar que mi esposo mantenía una relación con otra mujer desde hacía meses, y también me ayudaste a que rompiera para siempre esa historia tras realizar uno de tus hechizos de magia blanca. Tengo que decirte que te estaré eternamente agradecida por esto, y que siempre sabré donde acudir si vuelvo a tener un problema de esa índole. Sin embargo, recordando lo ocurrido entonces, cuando cada vez que mi marido se veía con aquella mujer me hacía llegar alguna joya o un regalo carísimo, ahora vuelvo a tener esa sensación en las ocasiones en que él decide sorprenderme con alguna cosa de estas. Es curioso que aquella experiencia haya tenido como consecuencia, entre otras cosas, esta incapacidad mía para disfrutar de los detalles y regalos de mi marido. Hace un mes me llevó por sorpresa a un muelle y allí estaba un precioso velero con mi nombre, y yo me eché a llorar, pero no de emoción, como creyó él, sino de miedo. Por favor, te pido que me ayudes a ahuyentar estos miedos que sé que son totalmente infundados. Sé que no puedo confiar en nadie más que en ti para solucionar este problema.”
Los fantasmas del pasado y el miedo al engaño
Recordé con cariño las conversaciones que mantuvimos años atrás esta amiga y yo, cuando, como ella cuenta, tuvimos que hacer frente a una situación bastante complicada por la que estaba pasando. Tras intercambiar cálidos saludos y algunas impresiones, le recomendé, como siempre, recurrir a la lectura de tarot. Las cartas mostraron que, efectivamente, el marido había seguido manteniéndose fiel de cuerpo y mente, tal y como le aseguré cuando realicé el hechizo de magia blanca, años atrás. Sin embargo, ella no había sido capaz de perdonar por completo aquella afrenta. Puesto que el problema estaba en la mente y en el corazón de mi amiga, y no en las acciones o sentimientos de su esposo, decidí realizar un ritual para abrir caminos, con el que limpiar su aura del dolor que le recordaba el pasado, y otro ritual de endulzamiento, para que en el ánimo de mi amiga se fuera asentando, nuevamente la confianza y el sosiego. Le aseguré que, poco a poco, notaría cómo volvía la paz a su corazón, y por fin perdonaría definitivamente el error cometido por su esposo.
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