Una amiga solicitaba mi consejo y mi ayuda a través de mi tarot online, y me contaba su difícil, aunque no poco habitual historia: -Mi novio me ha dejado al quedarme embarazada. La historia sigue así.
“Hola, Paloma. Soy una chica de veintiún años y estoy embarazada de dos meses y medio. Mi novio y yo hemos tenido una relación durante tres años, hasta que él le puso fin al quedar yo embarazada. Él tiene la misma edad que yo y los dos somos estudiantes. Mis padres no se han tomado bien lo de mi embarazo pero, finalmente, me han mostrado todo su apoyo y me han animado a que continúe con mis estudios ahora y después de tener el bebé. Ellos me van a ayudar a cuidar de mi hijo mientras yo estudio. En cambio, los padres de mi novio no han reaccionado de la misma manera, todo lo contrario. Han hecho todo lo posible para que mi novio me deje, ya que piensan que conmigo arruinará su vida tarde o temprano. Le han amenazado con dejar de pagarle los estudios e incluso desheredarlo. Sé que él me quiere, pero sus padres no paran de meterle ideas malas sobre mí, incluso me acusan de haberme quedado embarazada a posta para pillarlo, ya que su familia es bastante adinerada y creen que estoy con él por su dinero. Por favor, Paloma, necesito que me ayudes a recuperar a mi chico.”
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Los padres deben velar por el bienestar y el futuro de los hijos, pero cuando estos ya están en una edad razonablemente adulta, deben ser capaces de respetar las decisiones trascendentales, y apoyarles en la medida de lo posible. Mi amiga había encontrado el apoyo de sus padres, sin embargo, los padres de su novio estaban influyendo de forma rotunda en su propio futuro, en el de su pareja y en el del hijo que ambos esperaban. Antes de avanzar en un sentido o en otro, decidí comenzar realizando una lectura de tarot, así podríamos valorar todos los datos necesarios para elegir el mejor remedio al problema. Las cartas mostraron a los padres del chico como dos personas muy dominantes, sobre todo la madre. Por otro lado, el chico estaba realmente enamorado, pero sentía un gran respeto por la opinión de los padres y estaba acostumbrado a acatar cualquier indicación sin hacer ningún tipo de protesta. Vi claro que si no hacíamos algo inmediatamente, él nunca iba a volver con mi amiga para no enfrentarse a sus padres. Decidí comenzar con un ritual de alejamiento, para que la influencia negativa de los padres se viera mermada, así serían los propios sentimientos del chico quienes decidirían qué hacer. Por otro lado, realicé un ritual de sueño, con el que el chico tendría más presente que nunca a mi amiga, lo que potenciaría el peso que la relación tenía en su vida presente, y en su futuro.
Diez días más tarde contacté con mi joven amiga y me contó que su novio había vuelto con ella, y que, aunque los padres no estaban de acuerdo, habían tenido que aceptar que era su vida y su decisión sobre el camino que quería seguir.
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