Tener un mismo proyecto de vida es vital para que una relación de pareja funcione, aunque esto, por sí mismo, no sea suficiente. Una amiga decía lo siguiente en mi tarot online, -Mi novio quiere romper porque no quiero casarme y tener hijos-. Os dejo cómo sigue la historia de esta amiga y qué hicimos para resolver la situación que tanto le preocupaba.
“Hola, Paloma. Soy una chica de veinticuatro años. Tal vez en otros tiempos tenía edad suficiente para pensar en formar una familia, pero en la actualidad sigo preparándome ampliando mis estudios a la par que trabajo a tiempo parcial. Mi problema es que mi novio, con el que estoy desde que ambos teníamos dieciocho años, quiere que nos casemos y comenzar esa familia de la que antes te hablaba. Yo aspiro a una serie de comodidades que no podré tener si no me preparo ahora y me hago un hueco en el mercado laboral que permita que más adelante pueda mantener el nivel de vida que deseo. Mi novio es menos paciente y menos ambicioso en ese sentido, por eso, ante mi negativa a abandonar mis planes quiere dejar lo nuestro. Yo le quiero y no quiero perderlo, pero tampoco quiero renunciar a todo un futuro prometedor por no esperar el tiempo suficiente hasta estar bien situada. Me gustaría que me ayudaras a conseguir todos mis objetivos sin tener que renunciar a ninguno de ellos.”
Cómo sincronizar las metas personales dentro de la pareja
Mi amiga estaba firmemente decidida a luchar por su futuro, pero también por su relación. Para comenzar decidí realizar una lectura de tarot, siempre es conveniente poder valorar todos los datos antes de decidirse por la solución adecuada para cada caso. Las cartas mostraron que la suya era una relación con futuro, había una buena base en la que consolidar con el tiempo una relación a muy largo plazo y una familia. Visto esto, mi amiga quiso ir a por todas y me pidió que la ayudara. En este caso concreto, la mejor opción era realizar un hechizo de magia blanca con miel para reforzar la pareja. Con este hechizo se potenciarían los lazos de unión y se abriría un camino común por el que avanzar juntos, conducidos hacia un mismo proyecto vital. Además, para que el chico se sintiera atraído hacia el proyecto de mi amiga, que parecía bastante lógico, realicé un ritual de endulzamiento.
Pasadas unas semanas volvimos a contactar mi amiga y yo y me dijo que su problema estaba resuelto. Los dos habían vuelto a hablar de futuro y habían decidido seguir preparándose antes de asumir responsabilidades que impedirían llevar a cabo el deseo de asentar una buena base económica con la que afrontar el resto de sus vidas.
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