La imagen de esta carta de tarot Osho es la de un individuo que aparenta haber triunfado en la vida, sentado en un gran sillón, descansando mientras toma una bebida con gafas de sol y batín… Parece haber vencido en su partida de ajedrez personal, el mensaje en una lectura de tarot de esta carta es que el hecho de creer que hemos triunfado no debe impedirnos seguir avanzando, o corremos el riesgo de quedarnos estancados.
El individuo de esta carta realmente cree que ya ha conseguido todo lo que tenía que hacer y se centra en observar todo lo que ya ha construido, incapaz de ver a su derecha cómo aún hay mucho trabajo por hacer, el lugar al que cree que ha llegado comienza a romperse en pedazos fruto de esa pereza.
Interpretación de la pereza en una lectura de tarot Osho
La vida no es algo estático, nada lo es y si no seguimos avanzando es cuestión de tiempo que retrocedamos. Una vez que conseguimos salir con la persona a la que amamos debemos continuar luchando por esa relación o al final se deteriorará, hay que luchar la vida cada día. Una vez que conseguimos el puesto de trabajo que tanto deseábamos, debemos seguir esforzándonos en hacer las cosas lo mejor posible, aprender y avanzar como profesionales o si no pronto estaremos obsoletos y terminaremos por perder ese puesto de trabajo.
Nuestro destino final no es un lugar en el que estar de vacaciones, no hay una meta en la que podemos decir “lo he conseguido” y se termina la lucha. La vida es una lucha constante del orden contra el caos y debemos esforzarnos en no permitir que se pierda todo lo que hemos conseguido.
Si tenemos un bellísimo jardín en el que hemos invertido muchas horas y al terminar de plantar y colocar todo decidimos no atenderlo más, en poco tiempo estará lleno de malas hierbas. El césped habrá crecido demasiado, los pájaros se habrán comido los frutos y todo se habrá perdido. La constancia es la clave, no debemos abandonarnos sólo porque hayamos conseguido unas determinadas metas. El que deja de avanzar ya ha perdido, como en la fábula de la tortuga y la liebre.
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